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Salvar a nuestro planeta del cambio climático es tan sencillo como comenzar a cambiar la energía

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Por todos, gobiernos, asociaciones ecologistas, empresarios, jóvenes activistas y público en general, es conocido la urgente necesidad de cambio en el uso y empleo de las políticas públicas relacionadas con la materia de la conservación del medio ambiente, de la biodiversidad y de las condiciones requeridas para preservar la vida en todas sus manifestaciones a lo largo y ancho de nuestro planeta Tierra.

El problema radica en que no todos están suficientemente convencidos ni identificados de la imperiosa necesidad de llevar a hechos tangibles, los urgentes y requeridos cambios.

Posiblemente, esto se deba a que estos grandes cambios que son requerido exigen de una mayor responsabilidad y compromiso al momento de concretar los objetivos conservacionistas. Esto resulta un gran trabajo duro ya que los cambios requieren tales cosas.

Es así que a lo largo del mundo, diversos movimientos ecologistas intentan frenar y alzar su voz de alerta, tratando de sensibilizar a esa parte de la opinión pública que aún no toma conciencia del impacto que tiene la contaminación y la explotación de recursos energéticos y mineros, no solo en la calidad de vida sino en la existencia misma de vida en nuestra planeta.

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Dichos efectos se manifiestan principalmente en el llamado calentamiento global, pero también pueden apreciarse en las épocas de sequía o de inundación.

Las consecuencias de este problema ya la han sufrido muchos países, donde no solo se pierden cosechas e infraestructuras, sino valiosas vidas humanas a causa de grandes fenómenos atmosféricos que cada día son más frecuentes en nuestro planeta.

El sistema solo mide el impacto en pérdidas dinerarias, sin medir el impacto tanto en pérdidas de áreas verdes rebosantes de vida vegetal y animal, que inciden directamente en la calidad del ambiente, del aire y de los alimentos que consumimos.

Ante esta realidad, las organizaciones civiles, mayormente integrados por jóvenes activistas sensibilizados con el  problema, han organizado diferentes actividades a lo largo del mundo, despertando el interés de los gobiernos, como en Gran Bretaña, Finlandia, Dinamarca y España.

Todos estos países se han comprometido a emprender acciones ambiciosas tendentes a minimizar los efectos que esta falta de compromiso ha generado en el daño severo al medio ambiente.

Es importante que estas políticas tomen en consideración lo expuesto por Greenpeace, en cuanto a eliminación de emisiones de gases tóxicos. Esto consiste en impulsar un  sistema energético renovable, eliminar uso del carbón y de energía nuclear, impulsar el uso de vehículos eléctricos y establecer un marco jurídico que garantice la implantación de políticas conservacionistas.

Ante la emergencia climática se hace imperativa que cada vez las personas tomen conciencia, que sean multiplicadores, que conozcan sus derechos y exijan a los gobiernos y responsables su cumplimiento. El momento del cambio es ahora.

Fuente: Greenpeace

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